El pasado sábado 1 de octubre, mientras se desarrollaba el Clásico de Barrio más desparejo del mundo, me encontraba a 700 kilómetros aproximadamente, en Córdoba capital. Ya a las 15 horas estaba parada frente al televisor, esperando ansiosa un nuevo encuentro del club de mis amores. Veía la cancha repleta, colmada de cuervos y cuervas que dejan todo para ir cada partido de local y se me venían a la mente las Peñas que sabía que viajaban ese día: Corrientes, Tucumán, Córdoba, entre muchas; hinchas que tienen que pedir permiso en sus trabajos, dejar uno o dos días a sus familias, ausentarse de cumpleaños o eventos importantes… todo por ver a San Lorenzo.
Entra el equipo al campo de juego y todo el Bidegain se viene abajo: bengalas de humo, fuegos artificiales, globos, banderas, el ¡telón! y ahí, rompo en llanto, casi con la misma intensidad como cuando salimos campeones de la Libertadores en 2014 (porque nací así de intensa). No solo lloraba de emoción, lloraba pensando en cada cuervo y cuerva que estaba en el Bajo, por aquellos que estaban en un bar con amigos o en sus casas con su familia, por aquellos que están a más de 12 mil kilómetros, por aquellos que ya no están y decía, hablando sola: “¡Loco, nos merecemos todo!”
Cuando digo “TODO”, no solo hablo de cinco títulos o copas al hilo que tanto nos gustarían, sino de una Ciudad Deportiva en condiciones para que podamos disfrutar en familia, donde no tengamos problemas en los accesos y que no corramos el riesgo de que nos roben a la salida, un Bidegain en condiciones tanto en su estructura como en sus instalaciones, un estadio en Boedo que sea el cierre de la utopía máxima del Pueblo Azulgrana, un club con deportes federados en crecimiento que cuenten con todos los materiales necesarios para desarrollar la disciplina, una institución de un club grande como lo es San Lorenzo.
Lógicamente empezó el partido y se me olvidó todo este enredo de pensamientos que tuve en la previa pero luego, en la tranquilidad de la tarde noche cordobesa, los retomé… ahora se me venía el calendario a la cabeza, pensando que el 17 de octubre cierran las listas de candidatos y lo único que le pediría a quienes se postulan es que estén seguros de lo que están haciendo y de lo que pueden llegar a hacer porque los socios, socias e hinchas de San Lorenzo nos merecemos dirigentes a la altura de la institución.
Merecemos dirigentes que quieran a San Lorenzo tanto como los cuervos y cuervas de Europa o de algún huso horario diferente que se levantan a cualquier hora de la noche o de la madrugada para ver los partidos del club, como los cuervos y cuervos de la Patagonia o del resto del país que salimos en micro, sabiendo los riesgos que hay cuando se sale a la ruta.
Los socios, socias e hinchas merecemos un club grande porque San Lorenzo lo es, por su historia y por su gente.
Merecemos que le dediquen a San Lorenzo el mismo tiempo que le dedicamos nosotros sin ostentar ningún puesto dentro de la Comisión Directiva, solo por amor a los colores, a esta camiseta que nos ha dado alegrías, tristezas, amigos, familia.
Merecemos dirigentes que sienta el club como lo más hermoso que les pudo pasar en la vida porque así lo siento yo, a 700 kilómetros hoy o a 100 kilómetros siempre. Y así considero que lo sienten miles de cuervos y cuervas que nos hacemos socios, pagamos una cuota mensual, que seguimos al club más allá del fútbol…
San Lorenzo es nuestra prioridad. Merecemos dirigentes que tengan este mismo sentimiento.
Las campañas están muy lindas, las idas y vueltas en las redes sociales están interesantes, ir a las urnas debe ser emocionante pero queremos que haya acciones concretas después de sentarse en las cómodas sillas de la Comisión Directiva.
Mientras escribía todo esto, en una bolsa de papel en medio de un bar donde un puñado de hinchas de Boca miraban el encuentro contra Vélez, recordé que yo estaba de vacaciones pero que estuve atenta a lo que la gente de la Peña a la que pertenezco necesitó hasta el momento en el que estuvieron dentro de la cancha disfrutando de la fiesta a la que San Lorenzo nos tiene acostumbrados.
Necesito (necesitamos) que el próximo presidente del club y de toda la dirigencia estén presenten en todo momento para el club y para su gente porque, repito: “Loco, nos merecemos todo”.
Antonela Dagnino es Hincha y Socia de San Lorenzo.